miércoles, 3 de agosto de 2011

El afán de perpetuarse.



Desde que la raza humana descubrió la forma de hacer referencia al pasado, ha desarrollado un gran cantidad de habilidades que le permiten revivir momentos y experiencias que ocurrieron antes de que ellos hubiesen nacido.

La forma más primitiva que desarrolló el  humano fue el lenguaje oral. Le sirvió para comunicarse  y expresarse, pero ante todo para transmitir lo que ya se había experimentado anteriormente por los antepasados.  El lenguaje oral evolucionó al escrito en forma de pinturas rupestres que inclusive hoy día después de veinte mil años siguen siendo una fiel representación de la conservación de un pasado remoto.

Probablemente la mejor invención del mundo antiguo fue la escritura. Con su creación los humanos lograron perpetuar y reproducir fielmente gran parte del conocimiento y experiencia adquirida en el pasado. Lastimosamente, al principio la escritura y por consiguiente la lectura era un privilegio de unos pocos que se creían con más derechos que otros para dominar los recuerdos y memorias del pasado. En lo que concierne a la escritura, la gran revolución surge cuando se inventa la imprenta y empieza la producción en serie de libros. Nunca antes había sido tan fácil tener acceso al pasado y a nuevos mundos.

La época moderna se caracteriza por presentar su realidad desde los ojos de sus propios habitantes en forma de libros, pinturas y dibujos. La visión y las palabras son detalladas minuciosamente en grandes libros y pinturas de un realismo impresionante. El pasado era ya una circunstancia dominada y el camino hacia la perpetuidad ya no era un sueño.
La historia avanzó durante muchos años siglos al ritmo de la pintura y los libros hasta que en el siglo XIX aparece la fotografía y se convierte en la mejor reproducción de la realidad de los hechos y las historias de la gente de esa época. Justo al final de ese siglo, los hermanos Lumiere logran darle movimiento a esas fotos y crean el cine. Sólo bastaron unas pocas décadas para que esas fotografías con movimiento pudieran hablar y tener sonido. Con el cine el pasado y el presente fue contado por las personas de la época con un toque de fantasía y de surrealismo. Ya el pasado no era una preocupación. El presente se convirtió en la obsesión de los habitantes de mitad del siglo XX. Perpetuarse ya no era una cuestión del pasado, el hombre moderno se perpetua desde la perspectiva de hoy y mirando al futuro. La propaganda es el mejor ejemplo de esto. Perpetuarse se convierte en una actividad presente en la que se influencian las masas para obtener un resultado en el futuro cercano. En el documental “The Century of the Self” de la televisión británica se ve claramente como la perpetuidad se logra con el dominio de las mentes en el presente y para siempre, pero ese es otro tema del que no se hablará hoy.

Gracias a las nuevas tecnologías, cualquier persona puede dejar un legado de su pasado sin la necesidad de poseer talento para la escritura o las artes visuales. Una cámara de vídeo es lo único que se necesita para capturar el mensaje, el momento y plasmarlo para siempre. Y aquí les pregunto a todos ustedes. ¿No es acaso ese afán de recordar del pasado en forma de fotos, escritos, vídeos, audios, una forma de evocación del tiempo pasado con algo grato?
Quién vive y habita esta tierra, tiene la capacidad de perpetuarse en el tiempo transmitiendo su vida y la de los suyos en archivos o discos de video digital. Podría decirse que se ha llegado a cierto nivel de la democratización de la escritura. Ya la gente que no tiene la paciencia, desocupe o lo que algunos llaman talento para contar historias en obras literarias, cine o fotografía,  lo pueden hacer contando su propia historia. Aquí la cámara de vídeo se convierte en la pluma del ciudadano común y corriente. Cualquiera empieza a contar historias con los momentos más felices que quiere preservar. ( ¿quién no tiene el vídeo de la primera comunión o matrimonio, grado o similares?) El pasado plasmado en las historias propias en forma de vídeo. ¿Para que leer las historias de otro si yo también puedo hacer las mías? Se podría decir que se convierte en uno de los grandes interrogantes de las generaciones actuales.

El conocimiento y las experiencias de todos los humanos armónica y anárquicamente compartidas en un espacio de libre acceso y demanda. Desde los primitivos trasmitiendo su experiencia en los relatos orales, la escritura en tipos de la imprenta, la fotografía el cine la televisión internet. El pasado y el presente ya no son temas del hombre de hoy. El futuro y poder viajar hacia él, es el próximo paso para que la humanidad se perpetúe, entonces ya las barreras del tiempo y el espacio habrán desaparecido y la experiencia humana será entonces eterna.

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