viernes, 21 de enero de 2011

I turned 35

Llegar a 35….
Para muchos es el comienzo de la vida, pero en realidad para muy pocos en este mundo es sólo llegar a la mitad  de la existencia en la mejor de los casos de las estadísticas.
Hoy me levanté de la cama y bueno miré al techo y pude comprobar que aún estaba vivo. Puede ser un poco dramático para muchos, pero para mí era como coronar otro peldaño en esa gran escalera de la conciencia terrenal a la que hemos llamado por unanimidad vida.
Sé que han sido un montón de días y ahora más noches que días, de pronto porque ahora vivo más en las noches de lo que lo hacía años atrás o porque en las noches vienen más recuerdos que en el día. También sé que han sido más los momentos agrios que los felices, pero por una alguna extraña razón esos momentos de felicidad han aplastado los momentos de menos gozo y alegría.
Si pretendiera llevar un inventario de los momentos buenos y malos en estos 35 años de ser o estar, seguramente los malos ganarían, claro, siempre y cuando se tratase sólo de hacer un inventario de días buenos versus días malos. En mi caso por lo menos, y creo que soy una muestra representativa de la humanidad, los días malos comparados con los días de felicidad se encuentran en gran desventaja numérica.  
Gracias a mi fe, credo, religión o eso inexplicable que me vuelve tan humano y da tantas ganas de vivir y de querer tener un mejor futuro, no hago esos balances tan matemáticos y tan exactos. Gracias a esa fuerza de querer repetir cada uno de esos días de felicidad que se encuentran en desventaja frente a los malos, y por apostar a lo que nadie apostaría con la intención incierta, pero esperanzadora de encontrar lo que quiero y deseo. Es por eso que 35 años no son sólo 12800 días…son el aprendizaje de poder disfrutar esos pequeños momentos de alegría que con el tiempo se ven disminuidos en días, pero son grandes en esperanza placidez.

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